¿Podrías estar un día sin internet?

La semana pasada asistí a un seminario sobre redes sociales y negocios en internet. Para sorpresa (y pánico) de los participantes, ese día estuvimos desconectados de internet. Por problemas técnicos del local, la conexión a la red de redes no soportó la cantidad de computadoras y los celulares dejaron de enviar datos. La mayoría quedamos desconectados.

Casi el 100% de mi trabajo necesita conexión a internet o de data por medio de un celular o tablet. Me quedé sin Twitter, Facebook, sin ninguna otra red social, sin correo personal y de trabajo ni Whatsaap… ¡Estaba incomunicado! Ah, sí, el celular podía hacer o recibir llamadas… Era como un chiste, un mal chiste.

Luego de esta experiencia algo traumática, reflexioné: ¿Cuándo pasó esto? ¿Cuándo la internet se volvió indispensable para nuestro trabajo (sí, y para nuestro diario vivir también, lo reconozco)?

Mi excusa es que trabajo en medios digitales y que necesito de internet; pero, como digo, es una excusa. Muchos nos hemos convertido en dependientes de estas tecnologías al estar comunicados a cada momento, todo el día. Desde la llegada de los teléfonos inteligentes (smartphones) nuestra rutina cambió. La mía termina y empieza algo así: Me acuesto siempre pasadas las 11:00 p.m. y lo último que hago es revisar el celular y todas las redes sociales que tengo. Me despierto entre las 5:00 a.m. y 6:00 a.m. y, ¿qué creen? Lo primero que hago es agarrar el celular y voy directo a las notificaciones. Quiero saber quién me envió un mensaje en Whatsaap; si hay notificaciones en Twitter (siempre las hay), le tuiteo al #TMPTY (Team madrugador jajaja), le doy un repaso a Instagram y luego a las noticias en Flipboard. Luego de todo esto, me levanto de la cama.

Y así como yo, muchos lo hacen (sean sinceros, pónganse la mano en el pecho y admítanlo).

Ya no se imaginan la vida sin internet, es casi imposible; se cae la data y entramos en pánico, se va la luz, y si la batería está a punto de descargarse, sentimos que también moriremos.

Según diferentes mediciones sobre la “vida” en internet, cada día se registran más de 100 mil 800 dominios, se mandan 250 mil correos electrónicos, se suben 864 mil videos a YouTube, se escriben más de 936 millones de comentarios en Facebook y se emiten 102 millones 600 mil tuits.

En Google se realizan mil millones de búsquedas, se hacen 2 millones 160 mil actualizaciones de blogs, se producen 532 millones 800 mil llamadas por Skype y se descargan en los iPhone 18 millones 720 mil aplicaciones.

Una persona promedio ve su celular unas 150 veces al día, y el 35% de los adultos va al baño con su celular. Una reciente encuesta de Nielsen reportó que 44% de los usuarios de internet de entre 55 y 64 años utiliza su tableta mientras ve la televisión, y el 36% de aquellos de entre 35 y 54 años también lo hace. Por su parte, los más jóvenes prefieren utilizar el smartphone cuando se sientan frente a la llamada “caja tonta”.

Es un hecho innegable, la internet está presente en el día a día de muchas personas.

De hecho, recientemente se ha hablado de “nomofobia”, que según Wikipedia.org, es el miedo irracional a salir de casa sin el teléfono celular. “Nomofobia” es una abreviatura de la expresión en inglés no-mobile-phone phobia.

¿Eres nomofóbico o adicto a la internet?

La respuesta objetiva y certera la tendrás, según el tiempo que puedas pasar sin tu teléfono, sin revisarlo o, en caso extremo, que esté apagado.

Al final del día de aquel seminario sobre internet sin conexión a internet, pude salir a la “libertad”, pude tuitear y me sentí feliz, pero con muchos correos por responder y bastante trabajo atrasado.

¿Puedes vivir sin internet?

Por Angel Saavedra para el diario la Prensa/Panamá

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